Continuo con este ataque repentino de ejercicio nocturno y sin proponermelo llego a una plaza la cual no podia reconocer ya que no se encontraba iluminada ademas no tenia nocion de donde me encontraba y como hacer para regresar a mi hogar. La plaza parecia ser bonita pero no podia ingresar ya que se encontraba enrejada, al igual que todas las plazas de la ciudad de Buenos Aires; la recorro con la mirada y me propongo entrar saltando las rejas que me separan de una hamaca que se balancea al compas del viento. Lo logre!

Esta vez si le di importancia y en voz alta dije ¿Qué hago aquí?, la unica respuesta que obtuve fue de un grillo, que seguramente estaria entre las amapolas que rodeaban la calesita, pero como es logico no interprete mas que un simple ruido. Comenze a mirar hacia mi interior en busca de la solucion a este enigma pero nada de lo que encontraba daba sentido a la pregunta, calculo que estuve hamacandome cincuenta minutos consecutivos sin detenerme a tomar aire, hasta que de repente escucho el cantar de un pajaro. Este se encontraba sobre uno de los fierros de la hamaca lo miro detenidamente y me doy cuenta que era un gorrion, el ritmo del balanceo comienza a reducir, un estornudo repentino hace que el bipedo emprenda vuelo. “Debe estar por amanecer”, me digo, parandome rapidamente busco comenzar el regreso a casa. Salgo de la plaza, esta vez sin sorpresas en la ropa, e intento repetir el camino que me habia llevado hasta ese lugar. Llego a la esquina miro a ambos lados y con lo unico que me encontraba era con mas oscuridad. Decido ir hacia la derecha, camino en linea recta alrededor de treinta cuadras hasta que veo a pocos metros de distancia una garita precaria iluminada por una lamparita que le daba luz opaca en el interior. Me acerco, golpeo la puerta suavemente unas dos o tres veces hasta que un hombre de aproximados sesenta años abre una pequeña ventana, intentando darle fin a un bostezo que se habia adueñado de el.
Disculpe, necesito llegar hasta la casa de un familiar pero no conozco mucho la zona, (me daba demasiada vergüenza decirle, “señor: Sali de mi casa no se por que, me perdi y ahora no tengo la mas minima idea de como volver), el hombre me mira con cara de asustado y era logico, ya que la seguridad en estos dias deja bastante que desear, sale de su lugar de trabajo y con una mezcla de amabilidad y temor me explica como debo llegar. El cantar de los pajaros ahora se torna consecutivo, por lo que decido apurar el paso sin detenerme por nada ni nadie, (absurda es la segunda opcion ya que no conozco a mis vecinos por una cuestion de interes, asi que seria poco probable encontrar a alguien y que ademas me salude), al llegar a la esquina de mi casa sonrio y normalizo el paso. Silenciosamente vuelvo a entrar a mi cuarto y sin quitarme la ropa me tiro

Esa noche habia seguido un impulso que me habia llevado a caminar incontable cantidad de cuadras, sin pensar que al otro dia tenia obligaciones por cumplir, estaria arrepentido

Ese dia logre adelantar trabajo para varias semanas, rendi como empleado de una manera que antes no lo habia logrado… tal vez lo que me estimulo es que horas atrás habia conocido una nueva parte de mi, quizas ya la conocia y sin proponerlo la modifique, puede haber tantos tal vez o tantos quizas, la cuestion es que a partir de esa noche aprendi a darme cuenta de que no todo lo que uno quiere hacer debe ser pensado como una estrategia para una gran competencia y que muchas veces debemos seguir nuestros impulsos sin plantearnos nada al respecto. Es la unica manera de conocernos, de tomar experiencia en algunos aspectos de la vida… ES LA UNICA MANERA DE CRECER
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